
Al día siguiente caminamos hasta la fuente de la Deshondonada, entre San Martín de los Herreros y Rebanal de Llantas. El río Rivera es un río bien breve, poco más de tres kilómetros desde su nacimiento en la fuente de la Deshondonada, hasta el embalse de Ruesga donde muere. El lobo ha atacado a una cierva y cuando comienza el festín es asustado por un trío de caminantes que nos explican, nerviosos, lo sucedido. Los buitres merodean atentos. Al fondo, de nuevo, Peña Redonda. Caminamos por un hayedo sobrecogedor hasta alcanzar el camino del Pozuco. Un ejemplar espectacular nos aguarda al borde del camino. Comienza a nevar; me gusta el silencio que acompaña la nevada. De nuevo pasamos junto a la cierva, cubierta ahora por un manto blanco a modo de mortaja. Una familia de caballos que se dan calor todos juntos. Al llegar al pueblo una bonita nevada ya tapiza los tejados. Por la mañana el pequeño cementerio del pueblo, aparece cubierto de nieve. Lástima tener que volver a las obligaciones laborales.
4 comentarios:
LLevaba retraso en la lectura de tu diario. Hoy me he puesto al día. ¡Cuántas cosas te han pasado!. Felicidades, por San José, con una semana de retraso. Me encantan las flores, vistas de cerca y con detalle...Veo que ésto se anima, ¡Felicidades!
Gracias por la felicitación!!! Impresionante la flor conocida como "diente de perro"; sin embargo, a pesar del nombre, sus hojitas son de un curioso verde atigrado. Besos
La narración sobre el lobo y la cierva da escalofríos, aunque forme parte de la ley de la naturaleza. Siempre el lobo tuvo algo de tenebroso, aunque los auténticos depredadores seamos los seres humanos.
Es verdad, estoy contigo luz, "el hombre es un lobo para el hombre", aunque a veces lo queramos disfrazar. La naturaleza se rige por otros principios. Besos
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