lunes, 26 de octubre de 2015

¿Cómo es Vailima?



Que ¿cómo es Vailima? me preguntan los compañeros en el trabajo. Yo respondo lo que me viene a la mente en cada preciso momento: “Vailima es un puñado de casas en torno a un puente sobre el río, una ribera arbolada y unos páramos de piedra salpicados por majanos donde anidan los cernícalos”. Una frase contundente, quizá un poco larga ahora que me doy cuenta. La idea de los nidos de los cernícalos partió de Pacopús, que tiene alma de poeta y conoce perfectamente el entorno que nos rodea. Creo que se trata de la mejor definición que se podría hacer de este lugar, unas mínimas referencias para hacernos idea del sitio del que estamos hablando. El resto es menos importante y es más fácil de imaginar, la vega del río, las piedras y las encinas dispersas por el campo. No se necesita nada más. El páramo domina el paisaje a ambos lados de la vega. Cerros de piedra contrastando con la vecina Tierra de Campos. Pienso en las dos siluetas caminando hacia el silo que comentaba Toño, el primo de Basilio. Mejor al amanecer cuando el cielo se enciende por encima de las colinas del Negredo, el cielo es más hermoso con las primeras luces del día. Una vez sale el sol, la magia desaparece. Lo malo de este contraste es que las siluetas apenas se verían y el resultado no siempre es tal y como uno a priori se podría imaginar. Imposible combinar la iluminación frontal del silo proporcionada por la dulce luz de la tarde y los intensos colores del amanecer que surgen por detrás de la silueta del silo. Difícil elección, todo depende de lo que pretendamos resaltar, bien el cielo encendido de la mañana, bien la cálida luz vespertina con las dos siluetas paseando en primer plano.

Mi amigo Pacopús es capaz de reconocer cualquier tipo de seta (especialmente las de cardo) y también sabe dónde encontrar los espárragos silvestres y el tomillo salsero; Pacopús tiene una bodega en el monte y un bosque de encinas donde en otoño recoge la leña para la chimenea. La leña de encina es la mejor pues dura mucho tiempo y tiene un enorme poder calorífico. La leña menuda va muy bien para la gloria, el primitivo sistema de calefacción que aún se usa de manera habitual en Vailima, mientras que los troncos más gruesos se reservan para la chimenea o para los días en que hace mucho más frío. Mi amigo Pacopús, en su tiempo libre, construye relojes rústicos que nos alegran el paso del tiempo.

Me levanto temprano por ver amanecer. Las luces poco a poco se van haciendo con las sombras de la noche, el cielo se tiñe de colores mientras cantan los pájaros que corretean por el jardín. Hace días que no veo al carpintero, entramos en invierno. La escarcha de la mañana humedece la pradera sembrada de pequeños caracoles blancos. Se acabó el tiempo de tomar café en el porche, en esta época se está bastante mejor frente a la chimenea con un par de buenos troncos de encina. El tic-tac del Pacopús marca las horas mientras las aceitunas engordan con las primeras lluvias de octubre. Junto al reloj, colocamos el cuadro de la ribera que nos pintó Toño hace unos días. Busco un endrino y una hierbaluisa para el jardín. La hierbaluisa, un simpático arbolito que huele a limón, siempre me recordará al Moli y sus curiosas historias. Lástima que ya no esté con nosotros.

Los gatos de los vecinos se acercan sigilosos por ver si los invitamos a desayunar.

Vailima is the name of a village about four kilometers south of Apia, the capital of Samoa. The population is 1,462 (2006 census). Vailima is part of the electoral political district Tuamasaga.
The village is most known as the location of the last residence of Robert Louis Stevenson, named “Villa Vailima”. The estate has had a varied past with it functioning further as the residence for the governor of German Samoa, the administrator of the New Zealand mandatory authority and the Samoan head of state. It is now a museum in honor of Stevenson and has been substantially restored.
The name Vailima means “water in the hand”, according to an old Samoan tale. A woman gave some water (vai) in her hand (lima) to help her thirsty companion. A widely quoted misinterpretation states that the name means “five waters”, as the word “lima” means both “hand” and “five” in Samoan.
Stevenson is buried in a tomb on Mount Vaea overlooking Vailima. He had two wishes for his burial, to be buried on the top of Mount Vaea and to be buried with his boots on as he used those boots to walk on the Samoan lands.

viernes, 23 de octubre de 2015

Un paseo por la estación



Un paseo por estación con la luz del atardecer. Un cielo interesante, a un lado el silo, al otro la arboleda con el fondo de encinas centenarias cabalgando sobre las colinas del Negredo. Cae la tarde y alargan las sombras. El óxido de la chapa del silo resalta con los últimos rayos del sol. Dicen que lo quieren quitar, que está muy cerca de las vías y que con esto del Ave hay que simplificar. Yo espero que no sea verdad. Toda una vida aguantando el estruendo de los trenes como para tener que reducirlo a chatarra justo en su mejor momento. Cierto que ya no cumple ninguna función pero constituye uno de los símbolos más representativos del pueblo y como tal merece un cierto respeto, aunque no sea más que por señalar nuestra ubicación: “una vez alcanzas el silo ya estás en Vailima”. Una bonita imagen que se acaba fijando en la retina (lástima de los escombros de la antigua pasarela aún pendientes de retirar). Imagino a una pareja caminado despacio, abrazados, sin prisa, y pienso que bien podría tratarse de nosotros. Tiene mucho sentido esas dos siluetas de espaldas caminando hacia la luz.

El otoño, el silo y las nubes de algodón. Vuela la imaginación entre las colinas y el río. Ya recogieron las uvas de los majuelos y los membrillos de los huertos y jardines. Basilio espera una buena cosecha; nosotros preparamos la compota de manzana y el dulce de membrillo la semana pasada (quedó algo líquido, tendré que aprender a espesarlo). Se nota que los días acortan, nos acercamos al invierno. Caen las hojas y aparecen las setas. Ha llovido bien poco este año y no sé qué tal se dará la temporada. El campo se duerme, la vida se detiene durante los próximos meses. Caen las hojas y desaparecen las flores. Tiempo de setas. Habrá que sanear los frutales. El próximo fin de semana tendremos que recoger los higos antes de que se acaben malogrando. Me acerco a la caseta de la puerta azul en medio de la nada. Los herrajes de hierro viejo en la puerta recuerdan la entrada a la cueva de Aladino. A un lado el Negredo, al otro el páramo, en medio el río y su vega. El terreno calizo y el cascajo son buenos para las viñas, capaces de hundir sus raíces hasta lo más profundo de la tierra. Siempre me he preguntado de dónde sacarán esa fuerza que explota en primavera tras soportar el riguroso clima de estas tierras, veranos de infierno e inviernos bajo cero. Un misterio de la naturaleza. El tesoro de Aladino permanece oculto bajo la tierra, su entrada se realiza a través esa puerta azul con herrajes una vez susurras las palabras mágicas. Crecen los cardos, lo único que prospera en esta época.

Reflexiono sobre la evolución de un cuadro, de nuestro cuadro. El proceso comienza desde el preciso momento en que te pones a pensar la imagen. Luego hay que encontrar la mejor ubicación, buscar la luz adecuada y ponerse a trabajar. Parece sencillo pero no debe ser nada fácil. En este caso la ubicación es la ribera, está claro, no podíamos elegir otro sitio más adecuado y más representativo (salvo el silo-faro de la estación). La mejor hora el amanecer; en ese momento la luz de la mañana y los rayos del sol se reflejan contra las piedras del puente. A continuación el difícil trabajo de fijar la emoción en los ojos del puente, buscando un primer plano que no desmerezca y que rellene la imagen sin quitar protagonismo al resto del cuadro, el reflejo sobre el agua, la sombra de las ovejas, el detalle de las hojas secas enmarcando la vista… Una pincelada tras otra hasta conseguir el color, la luz y el brillo adecuado. Primero las manchas, los colores y la estructura, luego la luz y el trabajo fino, ese que denota la verdadera maestría y califica a un artista como tal.