martes, 27 de octubre de 2009

Cuatro Caminos

Un caserón en Cuatro Caminos, una de las zonas más castizas de todo Madrid, donde según me contaba mi abuelo acababa el tranvía y los chatarreros campaban hasta la plaza de Castilla. Probablemente uno de los extremos de la ciudad en épocas no muy lejanas. Hoy en día el caserón aparece como una isla en medio de la ciudad ocupado por el Colegio El Porvenir, justo al lado de la iglesia de santa María del Silencio, la parroquia de los sordomudos, donde apenas podemos pasar susurrando muy bajito. Descubro que el ginkgo del parque de la Fuente del Berro, uno de los más hermosos de la capital, es hembra y está cuajado de nauseabundas ciruelas.

lunes, 26 de octubre de 2009

Lithops, el cactus piedra

Otra vez más el cactus piedra ha vuelto a florecer. Es lo de siempre, la hermosa repetición de los ciclos de la naturaleza y la increíble fascinación que nos produce. Las flores duran muy poquito pero merece la pena disfrutarlas en toda su intensidad. El cactus volverá a su letargo del que no despertará hasta el próximo año, una espera intensa y con un bonito premio; en este caso, el comienzo de la temporada de los amarillos.

domingo, 25 de octubre de 2009

La cementera de Venta de Baños

Una mañana encapotada de otoño, al borde de la carretera destaca la cementera de Venta de Baños con sus torres y sus humos que se confunden con la trama de las nubes. El sol brilla tímidamente y en los árboles apenas quedan algunas hojas con la típica tonalidad de la estación, una pincelada de color en el marco grisáceo de la imagen (habrá que seguir ensayando con el Ligthroom y sus agradables resultados). A pesar del año transcurrido recuerdo el día perfectamente, momentos de silencio y reflexión a la vuelta de la Misa Cantada del monasterio de la Trapa.

sábado, 24 de octubre de 2009

Quintana del Puente

Al fondo el hermoso puente romano que da nombre al pueblo, esta vez en invierno, evidentemente tirando de archivo. Un rincón que me gusta especialmente y al que se le puede sacar mucho partido, tan diferente a lo largo del año como los atardeceres desde el balcón. Colores y sensaciones distintas cada día.

viernes, 23 de octubre de 2009

Quintana en verano

Quizás sea el momento de echar la vista atrás y contrastar la misma imagen, tomada en el mismo lugar, con los colores saturados del verano, unos colores intensos completamente diferentes a la sutil belleza de las hojas secas y los amarillos del otoño. Una manera de darnos cuenta del paso del tiempo, el diferente sitio por donde se oculta el sol cada atardecer y los colores cambiantes de la ribera de Quintana. El tiempo pasa tan deprisa que apenas podemos darnos cuenta de nada, enfrascados en el bullicio y la actividad de la vida diaria. Afortunadamente estos momentos de reposo me ayudan a valorar las cosas en su justa medida.

jueves, 22 de octubre de 2009

Quintana, la ribera del Arlanza

Quintana, la ribera del Arlanza una vez comenzando el otoño, uno de esos lugares con encanto que anuncian por ahí, bien poco conocido en este caso (y que a mi me aporta sosiego y tranquilidad). Suelo pasear por allí con frecuencia, normalmente por la mañana, y apenas me encuentro con nadie. Disfruto descubriendo los esquivos ánades reales (el típico pato azulón de toda la vida), y la pareja de garzas con las que juego al escondite. Los colores del otoño son los más hermosos del año, esa impactante combinación de verdes, ocres y amarillos.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Un café bajo los plátanos

Una buena sombra bajo los plátanos para tomar un café al comienzo de una tarde soleada (aunque también podríamos echar una buena partida de ajedrez). Luces y sombras jugando con el verde de las sillas y las diagonales que fácilmente podemos adivinar a lo largo y ancho de la imagen. Al fondo el río, el Arlanzón, que atraviesa de punta a punta toda la ciudad.
Parece mentira que apenas hayan pasado diez días. Entran los fríos, una desapacible sensación este brusco cambio de tiempo, la transición del veranillo de San Miguel al cordonazo de San Francisco con las lluvias generalizadas y una repentina bajada de temperaturas. Tendremos que irnos acostumbrando, el otoño es una estación triste, sin duda la más bonita del año pero en cualquier caso una estación triste, el comienzo de un nuevo ciclo, la caída de las hojas, la sensación de algo que nos falta…

martes, 20 de octubre de 2009

Nubes en Burgos

Cielos nubosos ocultan la cercana sierra de la Demanda con el San Millán, el “techo de Burgos”, y otros colosos escondidos entre pinos y hayas. Desde el mirador del Castillo podemos darnos cuenta de que realmente las montañas son azules, aunque a menudo los sentidos nos engañen. En primer plano la hermosa catedral, con la capilla de los Condestables en el extremo opuesto a la torre, continuando las filigranas del ábside. La ciudad ocupa la vega del Arlanzón, entre rojos verdes y azules. A última hora de la mañana el sol arrastra las nubes y aparece un sol brillante, espectacular en una ciudad como Burgos.

lunes, 19 de octubre de 2009

Burgos-Sapporo

Burgos Sapporo, 14.660 kilómetros en línea recta, la misma dirección que uniría virtualmente la ciudad de Burgos con Cadaqués y Sofía… En fin, muchos kilómetros de distancia a pesar de las numerosas circunstancias en que podemos constatar que el mundo no es más que un pañuelo redondo. Me llamó la atención la “rosa de los vientos” con sus diferentes orientaciones, una manera de viajar con la imaginación sin salir del pequeño círculo que domina la ciudad, justo a los pies de las ruinas del castillo.

domingo, 18 de octubre de 2009

El vagón

El sol que entra por la izquierda da volumen y brillo a la madera, contrastando con el verde de la vegetación que nos rodea y las sillas blancas y negras. Un bonito lugar para tomar algo. Lástima que todavía sea pronto, otra vez será.

sábado, 17 de octubre de 2009

Dejando pasar el tiempo

Fantasmas dejando pasar el tiempo, tomando el fresco, contemplando la vida sin más al no tener nada mejor que hacer. Dicen que en oriente pasan el tiempo viendo cómo se mueven las piedras y cómo crecen los árboles. Una buena alternativa.

viernes, 16 de octubre de 2009

Atardecer anaranjado

El otoño es el mejor momento del año. El sol tiñe el cielo de colores y ese instante, al volver a casa después del trabajo, es la mejor recompensa que podamos tener. A mí, por lo menos, me resulta la mar de gratificante.

jueves, 15 de octubre de 2009

Repostaje en vuelo

Me llamó la atención el detalle que no había visto nunca más que en imágenes de la televisión. La posibilidad de contemplar desde el balcón un repostaje en pleno vuelo, la silueta de los dos cazas y la nave nodriza con sus dos cordones umblicales. Más que una foto (un recorte con el 300 mm.), una curiosidad contra el cielo de Madrid.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Patrulla aérea desde la ventana de casa

Pájaros gigantes en vuelo de reconocimiento, aves migratorias que sobrevuelan la ciudad cada año por estas fechas. Desde la ventana de la cocina los aviones acompañan a la grúa solitaria iluminando el cielo de colores, un arco iris de ficción donde la estela de los aviones rompe la monotonía de la imagen.

martes, 13 de octubre de 2009

Catedral rodeada de color

Una catedral rodeada de edificios en medio de la ciudad. Las piedras y espículas resaltan entre el cielo azul por arriba y los modernos colores de las casas, una limpieza de cara quizá demasiado moderna para una ciudad castellana cargada de historia y tradición.

lunes, 12 de octubre de 2009

La plaza de Burgos

Luz y color en el centro de Burgos, una plaza Mayor moderna y luminosa que a priori poco tendría que ver con el concepto clásico de una plaza castellana. Parece que los tiempos están cambiando.

viernes, 9 de octubre de 2009

Nueve de octubre

Parece mentira, pasaron tres años y la vida sigue como si nada. El dolor se cura con el tiempo y la distancia, fijamos nuevos objetivos en la vida, con la vista clavada en el horizonte. No hay otra alternativa, tendremos que seguir caminando a pesar de los pesares. Apenas las palabras consuelan, qué más puedo decir aparte de volver a leer, con la emoción contenida, la reseña del año pasado con el mismo título que encabeza esta entrada: Nueve de octubre. Pues eso, tres años, permanecen los recuerdos y la vida sigue su curso. Por cierto, la foto es del valle de Pineda pero algunas veces eso es lo menos importante…

jueves, 8 de octubre de 2009

Cortijo en el Cabo de Gata

El Cabo de Gata es blanco y azul, un paraíso natural con parajes desérticos al lado del mar. El verde que podemos encontrar procede únicamente de chumberas y pitacos. A pesar de todo, la gente ha sabido exprimir los recursos naturales viviendo del campo hasta hace bien poco tiempo (olivos, almendras, higos, algunas cabras y ovejas...). Hoy, en cambio, casi todos los autóctonos viven del turismo.

miércoles, 7 de octubre de 2009

El verde que recubre la roca

Verde, ocre y amarillo, los colores del otoño… La luz y la humedad contribuyen al crecimiento del musgo, transformando el panorama circundante en un delicioso bosque de enanitos donde pasear sin rumbo fijo es todo un placer.

martes, 6 de octubre de 2009

El sol de otoño rueda por la ladera de la Almenara

Cosas del otoño, el sol rota hacia el sur y cada vez se acuesta un poquito antes, encendiendo un cielo rojo por el oeste. Ese rodar continuo a mí me recuerda la piedra de Sísifo… Parece un truco fotográfico pero puedo asegurar que no he tocado nada; se trata de uno de esos atardeceres rojos -de película- que también le gustan a mi amigo Vidal: va por ti compañero, te la debía, no es del Espigüete pero seguro que puede valer. Y además todo sin salir de casa, menuda suerte disfrutar de semejantes panorámicas.

lunes, 5 de octubre de 2009

Horizontes

Yo disfruto con los horizontes azules que se divisan desde lo más alto de las montañas. En este caso cabeza Illescas y el reflejo del embalse de Santillana, medio oculto con la bruma, aportan un toque mágico que invita a su contemplación.

domingo, 4 de octubre de 2009

La Maliciosa

La Maliciosa desde el mirador de las Canchas, una vez ascendemos a su cumbre (2.227 metros de altitud) y damos la vuelta a todo el valle de la Barranca. Sin embargo no es ésta cumbre el punto más alto del recorrido pues la Bola del Mundo alcanza los 2.262 metros. Las vistas desde este mirador son espectaculares. Después de descansar en la pradera del Walpurgis, la senda Ortiz nos conduce entre pinos hasta los embalses junto al aparcamiento de la Barranca. Una cerveza con limón en el bar del hotel contribuye a una adecuada rehidratación. Una vez en casa, me entretengo con las imágenes captadas e intento sacar lo mejor que llevan dentro, prolongando de esta manera las agradables sensaciones del paseo durante muchos días más.

sábado, 3 de octubre de 2009

Maliciosa en el primer finde de octubre

Una vuelta completa al valle de la Barranca, que ya realizamos el año pasado por las mismas fechas, incluyendo la subida a la Maliciosa, la más alpina de nuestras montañas, y a la Bola del Mundo en el Alto de las Guarramillas. Sol, calor y buena temperatura para crestear. El agua de la fuente de la Caña calma nuestra sed, antes de reponer fuerzas en la pradera del antiguo Real Sanatorio del Guadarrama, conocido en medios montañeros por el hotel de Walpurgis al ser el lugar donde se rodó “La noche de Walpurgis” (1971), mítica película protagonizada por Paul Naschy, el hombre lobo español. El sanatorio fue completamente derruido en 1994, no quedando en la actualidad más que una enorme pradera cubierta de helechos y rodeada de esbeltos pinos. También he encontrado al respecto “La Noche Rústica de Walpurgis” (1897), un extenso poema del poeta mexicano Manuel José Othon (1858-1906), que resulta muy curioso: Poema en audio: Noche rústica de Walpurgis de Manuel José Othón por Claudio Obregón y Gastón Melo

viernes, 2 de octubre de 2009

¿Apetece chiringuito?

La playa desierta, el chiringuito vacío, las luces de ensueño, una cerveza fresquita…
El Cabo de Gata es un paraíso.
¿Qué más se puede pedir?

jueves, 1 de octubre de 2009

Playa de Aguamarga

La playa de Aguamarga, un pueblo blanco más pequeño que San José y más bonito que Las Negras, con su cielo gris y el sol entre nubes amenazadoras. La magnitud del escenario viene dada por las dos personitas que pasean junto al borde del mar.