En el corazón de la Liébana, en pleno monte, disfrutamos de los colores del otoño en una jornada en la que apenas nos mojamos, a pesar de las peores previsiones meteorológicas. Lluvia, nieve, sol, incluso un rato de arcoíris en el mágico bosque de hayas por el transitamos felices y contentos. Podía haber sido peor pero nos fuimos salvando del agua de manera que al final el balance del día acaba siendo muy ventajoso.