jueves, 22 de noviembre de 2012

Tejados en Madrid


Los tejados rojos contrastan contra el moderno edificio azul de oficinas que se eleva al fondo de la imagen y con los tonos verdes de la vegetación y las pintadas que aparecen en la esquina inferior izquierda. Un cartel de Stop aparece junto a los anuncios de Heineken y de Mahou que señalan un pequeño establecimiento de bebidas. Podría tratarse de cualquier pequeño pueblo de castellano pero en realidad es una inusual imagen de los tejados de un barrio madrileño.

domingo, 18 de noviembre de 2012

El Pico Palanca


Desde la ventana de la Posada del Sestil en Dobres, descubro el cielo azul y las cumbres nevadas de las montañas más altas que cierran el valle. El centro de la imagen corresponde al pico Palanca (1.640 m.) con su ladera soleada donde crecen las hayas en torno a la garganta del arroyo de la Requejada. Justo ahí es por donde discurre nuestro itinerario. Abajo se amontonan las casitas de Cucayo en un entorno privilegiado. El otro pico más bajito es el Mamozám, (1.320 m.) rodeado por el rio Frío a un lado y el arroyo de la Requejada al otro. Detrás se sitúa el collado de Sierra Lamoa y los prados de altura. A la derecha el humo de la chimenea proporciona la dimensión humana de la imagen.

martes, 13 de noviembre de 2012

El pulmón de las hayas


Las hayas respiran en un bosque que se va cubriendo poco a poco de una capa verde protectora, un halo natural que le defiende de todo tipo de maleficios y agresiones. El bosque de hayas es un bosque silencioso y blando, un bosque de setas y enanitos. Un entorno mágico donde el suelo se va cubriendo de hojas pardas con las primeras nieves del invierno que ya blanquean la ladera de la montaña. Acaba la otoñada y comienza la dura y larga etapa invernal.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Las hayas de Dobres


En el corazón de la Liébana, en pleno monte, disfrutamos de los colores del otoño en una jornada en la que apenas nos mojamos, a pesar de las peores previsiones meteorológicas. Lluvia, nieve, sol, incluso un rato de arcoíris en el mágico bosque de hayas por el transitamos felices y contentos. Podía haber sido peor pero nos fuimos salvando del agua de manera que al final el balance del día acaba siendo muy ventajoso.

lunes, 5 de noviembre de 2012

El silo de Vailima


Contra el cielo cubierto de nubes destaca el silo oxidado iluminado por un repentino rayo de sol. Justo el momento preciso pues la lluvia no para de caer a lo largo de toda la mañana y acabo bastante empapado tras mi paseo bicicletero. La lluvia y el sol hacen crecer las setas de cardo que recogemos para la cena así que daremos por buena la mojadura merced a la apetitosa colecta de setas. El agua de lluvia limpia las placas oxidadas del silo expresando toda la belleza de animal moribundo junto a una estación por la que cada vez pasan menos trenes. Ventajas y desventajas del progreso y de la situación actual de la crisis económica. En algún momento no muy lejano, también los trenes pasarán de largo.

lunes, 29 de octubre de 2012

Un jardín minimalista


Tres elementos que constituyen todo un paisaje, las rocas, un arbolito solitario y el cielo azul con su peine de nubes. Podría consumir las horas dejando pasar el tiempo sin nada mejor que hacer, dejando vagar la imaginación. Disfrutando el momento. Contar las piedras o escuchar el silencio tal y como explicaban en los jardines japoneses de arena y rocas. La piedra y árbol contra el blanco y azul.

domingo, 28 de octubre de 2012

Una jornada en la Pedriza


Un fantástico día de monte con los amigos, recorriendo parajes insólitos de nuestra querida Pedriza del Manzanares. El día acompañó y, a pesar de las nubes amenazadoras que encontramos al inicio de la mañana, al final el sol brilló en gran parte del recorrido. La parada en la Lagunilla permite plasmar esta atractiva perspectiva de la mole de El Yelmo, cúspide de la Pedriza Anterior. La vuelta por senderos de cabras, chozos y majadas, nos conduce directamente al Berrueco desde los riscos de La Cara y las Cuatro Damas. Esa sensación de pasear por terrenos poco transitados proporciona una impagable satisfacción, al menos en mi caso particular.

miércoles, 24 de octubre de 2012

El cortijo de las Norias


En un enclave privilegiado cerca del mar, el cortijo de las Norias se derrumba poco a poco, dejando a la vista su esqueleto de piedra y pitas. Una vez se pierde el tejado, el resto cae enseguida. Cada día una nueva sorpresa, siempre me gustaron las ruinas pues transmiten el alma de sus pobladores. Los grafitis de alguna manera proporcionan color y vida a la agonía de las piedras.

martes, 16 de octubre de 2012

El chiringuito de Las Negras


Unos días de asueto en Cabo de Gata disfrutando del agua y del sol; las playas aparecían completamente abarrotadas por los restos de la catástrofe causada por las precipitaciones que hace un par de semanas causaron una docena de muertos. En esta ocasión, un atardecer en el chiringuito de Las Negras justo al borde del mar en la ensenada de Los Escullos. Al fondo Los Frailes, gigantes dormidos testigos mudos de los cambios a lo largo de los años. Un rincón de la naturaleza afortunadamente preservado de los desmanes de la civilización.

martes, 9 de octubre de 2012

Nueve de octubre


Pasaron seis años pero uno no muere mientras le sigan recordando. A pesar del tiempo y la distancia infinita, de los buenos recuerdos y del dolor mitigado por el paso del tiempo, de las ruinas y de las telarañas del pasado, seguimos recordando. Y uno no muere mientras le sigan recordando.

lunes, 1 de octubre de 2012

Vailima a vista de pájaro


Desde lo alto del páramo, ciento cincuenta metros por encima del núcleo urbano, se divisa Vailima a vista de pájaro: un conjunto de casas rodeadas de campos de cultivo entorno a la iglesia de san Esteban, patrón del pueblo, con la estación de ferrocarril al fondo de la imagen y la arboleda en primer término. Majuelos junto al río, majanos donde crían los cernícalos y algunas bodegas que agujerean la piedra dorada de las laderas soleadas. Aparte del pacharán que elaboro con los endrinos bilbaínos que recoge Paco esta última semana, preparo un licor de escaramujo con el orujo anisado donde sumerjo los frutos maduros del rosal silvestre que crece junto al pozo. Todo un ritual este minucioso proceso de elaboración. Seis meses de reposo y silencio antes de poder catarlo. En la oscuridad de la noche silban los trenes. Una vez diseñados y construidos caminos y aceras, tendré que pensar en la mejor disposición del jardín, algo que no resulta nada fácil. Mejor cuanto más sencillo; piedras, encinas y algunos frutales. Reflexiono sobre el misterio del rosal enano que se instala por su cuenta en la esquina más fresca de toda la parcela.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Un palacio de cristal


Debe estar bastante bien tener un palacio para invitar a los amigos a merendar, para hacer una barbacoa y tomar unas copas en el jardín, para refrescarse con el agua de las fuentes y leer un rato en la magnífica escalinata de entrada. En este caso se trata de un palacio transparente, un palacio de cristal con sus cipreses calvos que viven con los pies en el agua sin acatarrarse ni estornudar. Yo me conformo con mucho menos pero soñar de vez en cuando es un bonito ejercicio que me gusta practicar. Así que estáis todos invitados a una visita virtual; no hace falta más que muchas ganas y un poquito de imaginación.

martes, 25 de septiembre de 2012

Extraña sensación

Al lado de un árbol grande uno se siente muy, muy pequeño. Por muchos años que vivamos será difícil superar los dos metros; sin embargo estos colosos de treinta metros crecen altivos e insensibles al paso del tiempo, cada vez un poquito más altos, cada vez un poquito más grandes. La comparación además de odiosa es inevitable. El contacto con un árbol viejo transmite la fuerza y la energía de la tierra, una oportunidad que no hay que dejar escapar pues la vida es complicada y no está nada mal disfrutar y aprovechar los regalos que nos brinda la naturaleza de manera tan generosa.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Las ruinas de Santa Cecilia


En el regazo soleado del cerro, un puñado de casas de piedra y adobe, con sus tejados rojos, se acurrucan entorno a una vieja iglesia. En lo más alto destacan las chimeneas de las bodegas talladas en la caliza y los restos del castillo, aparte de las espectaculares y bien conservadas ruinas de Santa Cecilia que ya por si solas merecen una vista a este enclave. Extramuros la ermita y las ruinas del convento de San Francisco, en venta en estos momentos pues debe pertenecer a algún particular con intención de hacer caja. Los chopos crecen junto al río hasta alcanzar un enorme tamaño, al igual que nogales y escaramujos. En esta época del año el suelo se tapiza con una nube violeta de merenderas de pastor, una flor que prospera en otoño según acortan las tardes. Descubro que el chopo también se conoce como álamo y así enlazo en mi memoria la alameda de mi infancia con las choperas de la ribera del Arlanza.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Una encrucijada de caminos


Vailima me recuerda a los poblados del mítico y lejano Oeste que aparecían en las películas en blanco y negro: un banco, un salón y el almacén donde surtirse de las más diversas provisiones (única manera de subsistir en un medio agreste). En Vailima podemos encontrar un par de bares, una oficina bancaria y una tienda donde venden un poco de todo: desde herramientas, conservas y alimentos frescos hasta pintura, amoniaco o productos de limpieza. En sus buenos tiempos disponía incluso de ataúdes que iban reponiendo según necesidades pues bastaba con una muestra del tamaño pequeño, mediano y grande. Los ataúdes no estaban expuestos al público, se guardaban prudentemente en la trastienda pero todo el mundo conocía su existencia. Tiempos aquellos en que se enterraba directamente en el pequeño cementerio local, a hombros de familiares y amigos, sin necesidad de funerarias o crematorios. Paladas de tierra sobre la caja y algunas flores frescas. Vailima también cuenta con una pequeña fábrica de queso artesano, una gasolinera y dos talleres mecánicos pues desde bien antiguo constituye una verdadera encrucijada de caminos

martes, 11 de septiembre de 2012

El jardín de Vailima

 
El jardín de Vailima es como un erial donde crecen los cardos, cardillos y malas hierbas que poco a poco voy identificando con ayuda de alguna guía de plantas. Al final me voy dando cuenta de que no todas son malas y las cuido con cariño; así descubro el hinojo, el gordolobo y la corregüela, la achicoria y los nazarenos silvestres, la hierba del conejo que si te descuidas tapiza todo el terreno y la grama que invade las zonas más húmedas de la parcela... Destaca especialmente el escaramujo, un verdadero arbolito de frutos rojos con los que intentaré hacer un aguardiente según la receta que me facilita un vecino de viva voz (hay que tener la precaución, me explica muy ufano, de quitar los pelos y semillas del interior de los frutos, que se dejarán macerar durante una buena temporada en aguardiente anisado). El escaramujo ya estaba aquí instalado desde hace tiempo, a juzgar por los troncos espinosos que crecen en tropel; sus frutos rojos son muy ricos en vitamina C, aparte de destacar sus propiedades astringentes por las que también se conoce como tapaculos. En primavera, además de las setas de cardo que nacen salvajes con el agua y el sol, las margaritas y las amapolas ponen su toque de color pero en otoño el campo se va quedando gris y los árboles comienzan a perder las hojas pues es una zona donde suele hacer mucho frío. Una lástima que sea tan corto el verano y tan largo el invierno. El pequeño roble melojo parece que ha agarrado con fuerza, especial motivo de alegría. Veremos si resiste el próximo invierno pues será su verdadera prueba de resistencia. El resto, tres ginkgos y un sauce capruno, prosperan con alegría, especialmente este último que se ha adaptado al terreno de una manera espectacular.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Los ojos del puente

En Vailima puedo hacer muchas cosas que no cuestan dinero y que proporcionan infinita satisfacción tales como leer, escribir, montar en bici, tocar la guitarra, salir a correr, tomar un café junto a la chimenea, regar, cuidar el jardín, cortar leña, pasear por la ribera, salir a hacer fotos, ver amanecer, escuchar música, beber una cerveza en el porche, montar una huerta, cuidar un gato, echarme la siesta, tomar un vino en “El Pico”, charlar con Pacopus, preparar una barbacoa, mirar las estrellas…

martes, 4 de septiembre de 2012

Vailima en agosto

miércoles, 14 de marzo de 2012

El Pájaro tras los árboles

Una imagen del risco del Pájaro, en la Pedriza del Manzanares, medio oculto por las ramas de los pinos jugando con las lineas de la roca. El día gris no invita a grandes hazañas así que paseito y vuelta a casa. El risco del Pájaro es una de las clásicas escaladas de la Pedriza.

domingo, 4 de marzo de 2012

Reflejos por la mañana

Esta mañana caminando junto al río encontré algunos reflejos que me llamaron la atención. Tuve que darme prisa porque enseguida se puso a chispear y el cielo gris ocultó de repente las luces reflejadas contra el agua. Una hermosa mañana, a pesar de todo, con la tranquilidad de la lluvia en el silencio del bosque.

lunes, 27 de febrero de 2012

El collado de la U

Preciosa jornada de montaña en la Pedriza del Manzanares. En la imagen el collado de la U contra la sierra de Guadarrama. Parece mentira lo seco que está el monte, como si estuviéramos en el mes de junio cuando aún no ha acabado febrero.

martes, 21 de febrero de 2012

Una estrella

Fin de semana en Picos disfrutando de la nieve, descubriendo una estrella en cada guiño del sol, recuperando la sensación de cansancio tras una larga jornada montañera.

miércoles, 25 de enero de 2012

Agua sobre las piedras

El agua se desliza lenta sobre las piedras. El paseo es agradable y reparador. Apenas hay gente paseando a primera hora de la mañana. El sol aparece al fondo entre los árboles y la luz invade la intimidad de la imagen. La Pedriza siempre tiene momentos indescriptibles de este tipo. Quince segundos que no se hacen largos si no todo lo contrario, justo el lapso de tiempo para detener el agua. Un tiempo sin aparecer por aquí ocupado con otros menesteres. Trabajos, nuevos proyectos, pero afortunadamente lo importante va bien: salud, dinero, amor... Una ausencia necesaria de vez en cuando para desconectar y volver a seguir en la brecha. Muchas gracias por vuestras visitas y por vuestras cariñosas muestras de apoyo.

domingo, 22 de enero de 2012

Al borde del Manzanares

Una mañana agradable paseando junto al Manzanares, a pesar de la intensa helada con que nos recibe el entorno. El agua, risueña y cantarina, alegra los primeros pasos hasta encontrar un lugar apropiado para entretenernos un rato. El paseo discurre hasta Charca Verde, con una luz muy dura e intensa en ese momento. Habrá que volver más temprano. Mientras tanto, algunos saltos sobre las piedras nos demuestran que el agua es azul.