En el cielo azul, con nubes aborregadas y las estelas de los aviones, aparece incluso la imagen de la luna en pleno día. Ni rastro de la nieve pero si de las primeras flores que aparecen tras fundirse ésta: el azafrán serrano y los narcisos de las nieves.
Pues este es el narciso de las nieves, nada que ver con el de los prados, salvo su intenso color amarillo. Crece en praderas alpinas, al abrigo de vientos y tempestades, y pone la primera nota de color en la seriedad del bosque primaveral. Un verdadero regalo de la naturaleza.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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