miércoles, 19 de marzo de 2008

San José

Hoy es mi santo pero nadie me ha felicitado y me da mucha rabia; mira que lo pone por algún sitio en este blog pero qué le vamos a hacer, parece que las cosas que se leen al poco se olvidan, salvo que pongamos una especial atención. Es algo evidente, pero muchas veces se obvia lo evidente. Una cosa parecida ocurre cuando me cortan el pelo y ese hecho, tan pequeño y anodino pero importante para mi mismo, pasa desapercibido para el resto de la humanidad. Me siento entonces como si nadie se fijara en mí, como si fuera transparente, como un ser pequeño e insignificante... Por cierto, también se llamaban José mis dos abuelos, dos tíos y dos de mis primos, así que el nombre arrastra una larga tradición familiar.
Escribo para cada persona individual, única e irrepetible, que me escucha al otro lado del hilo electrónico; escribo para ti pero también escribo para mí, que duda cabe, pues disfruto mucho con las pequeñas crónicas y reflexiones de cada día, con esta obligación auto impuesta que, evidentemente, me hace feliz (y que organiza un poco mi vida). También me relaja, me proporciona equilibrio interior, y modula mi estado mental. Aunque nadie se acuerde de mí, ni me felicite en el día de mi santo.

2 comentarios:

Espigüete dijo...

El sabio tiene dudas, el fuerte tiene debilidades, el valiente tiene miedos, el rico tiene miserias, el pobre tiene riquezas incalculables, el miedoso puede superar sus temores, el débil puede encontrar en lo más profundo de sí mismo una fuerza secreta, y el que duda tiene en su alma la simiente de la sabiduría. En el fondo, todos somos un poco "humanos", de carne u hueso. Y todos acabamos sorprendiéndonos a nosotros mismos. ¡Qué poco nos conocemos!" Felicidades José

jgbarber dijo...

Muchas gracias Espigüete. ¡Todos somos humanos de carne y hueso! Besos