Una ventana al mundo exterior. Claro, así sin saberlo, podría tratarse del faro del fin del mundo de Julio Verne (¿el de la Mola en los acantilados del Pilar en Formentera?) o de cualquier otro lugar fantástico y enigmático pero, aunque parezca mentira, se trata de esa pequeña lucecita que puedo ver desde casa, allá muy arriba en la montaña, y que cuando te encuentras a su lado se percibe como un coleóptero gigante, que no resulta ser más que un conjunto de antenas extraterrestres y amenazadoras: las antenas del repetidor de la Bola del Mundo en el Alto de las Guaramillas. Curioso, pues también se divisan sin dificultad desde el lado segoviano, sobre todo por la noche, como una intensa estrella roja en lo alto de la montaña. El cielo amenazador no pasó de eso, de una pequeña amenaza sin mayores consecuencias, pues el tiempo resultó ser espléndido a lo largo de toda la jornada.
¿Paisajes que nunca llegaremos a pisar? No estoy de acuerdo, nunca podemos hablar de paisajes que no llegaremos a pisar, nunca sabemos lo que realmente somos capaces de hacer, y menos aún, de lo que nos deparará el destino. El Fito no quiere auroras ni estrellas errantes, se contenta con mirar unos ojos del color de la cocacola; la mayor parte de las veces poco más necesitamos para ser felices. Resulta que en este mundo en el que vivimos, apenas nos damos cuenta de nada y dejamos pasar el tiempo sin sentido. Un buen consejo que recojo casualmente en el “japonés” de la esquina, de ese tipo de consejos que nadie te da pero que no debemos desdeñar: “Be a generous friend and a fair enemy”. Habrá que intentarlo, ese es el secreto y la fuerza del futuro de cada cual (dentro de lo poco que cada uno puede influir en su propio destino). Sin embargo, sigo siendo un recalcitrante optimista.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
2 comentarios:
Me gusta tu polivalencia, me divierto mucho con "Cuidado con el gato" y me haces reflexionar con "La bola del mundo"
Nunca está mal reflexionar, Espigüete, el ser humano es un ser reflexivo, esa es su principal característica. Unas veces nos ponemos más transcendentes que otras pero no podemos dejar de pensar. Besos
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