Majalasna es el primero de los Siete Picos y el más bajito de todos ellos, un pequeño y aserrado macizo entre el puerto de Navacerrada y el valle de la Fuenfría. Por su vertiente norte discurre el famoso camino Schmidt –trazado por Eduardo Schmidt en 1926 con intención de unir el puerto de Navacerrada con el Chalet de Peñalara en el valle de la Fuenfría– y por la sur la conocida senda Herreros. Majalasna es el pico que se encuentra más a poniente y no llega a los dos mil metros, que sí alcanzan el resto de sus seis hermanos. La pradera que se encuentra a sus pies, cubierta de flores amarillas la semana pasada, tiene una fuente de agua fresca y es un lugar encantador; la cumbre se asoma al valle de la Fuenfría otro de los lugares mágicos del entorno. Desde la pradera de Majalasna al collado Ventoso discurre la senda de los Alevines, una vereda preciosa entre rocas y pinos. Es uno de los tramos más hermosos, junto con la senda Herreros, de toda la sierra. Hoy estuve leyendo el libro de César Castro sobre la Pedriza: “Historia de 32 sendas de la vertical”. Las palabras de Martínez de Pisón sobre la Pedriza, en el prólogo del libro, constituyen una verdadera delicia.
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