Un viejo cerezo cargado de flores en medio de la huerta. Siempre me gustaron los árboles viejos. Como muy bien se puede apreciar, ocupa un lugar principal rodeado por los pies de viña todavía desnudos, mientras esperan la llegada del buen tiempo para cubrirse de hojas y frutos. En la hilera de frutales el tiempo y los años otorgan una categoría principal al viejo cerezo; el vigilante del majuelo. En verano me gusta sentarme a su sombra y leer hasta que el sueño, poco a poco se apodera de mi cuerpo. Una agradable sensación cuando se me ablandan los músculos y el libro se me cae de las manos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario