Un pueblo, una calle, una iglesia. Parece mentira pero se trata de un pueblo de verdad, con su cementerio y sus cuatro bares, con olivos, cerezos y algarrobos, rodeado de montañas y de un par de castillos en ruinas que cerraban el valle y protegían a sus moradores. Hoy las cosas han cambiado mucho pero todavía permanece escondido y en cierta manera protegido del mundo y de la especulación. Para conseguir esta hermosa vista de pájaro no hace falta más que caminar un rato y subir a las cumbres cercanas que dominan el valle.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
No hay comentarios:
Publicar un comentario