jueves, 13 de noviembre de 2008

Ginkgos

Amarillean las hayas, amarillean los robles y los chopos en las riberas, el monte brilla con su intenso colorido pero sobre todo brillan los dos ginkgos del balcón con sus espectaculares hojas amarillas. Habrá que ir pensando en buscarles un nuevo acomodo pues con su altura se van quedando un poco encajonados y seguro que los nuevos brotes, buscando el cielo, llegarán a chocar contra el techo la próxima primavera. Mientras tanto, disfrutamos de esta última explosión de color antes de que los vendavales y los fríos del invierno les desnuden de sus hojas.

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