Se nos acaba el mes y de puntillas, casi sin darnos cuenta, vamos entrando en el invierno y en el ambiente navideño; seguimos creyendo en la lotería, la esperanza en los tiempos difíciles. El goteo de la cisterna en el cuarto de baño me sume en la desesperación. Nunca he sido muy de aparatos y, una vez que alcanzo a visualizar el mecanismo, me parece un artilugio tan sumamente complejo que lo vuelvo a dejar tal y como lo encontré. Entramos en tiempos de crisis, no hace falta ser muy inteligente para darse cuenta, solo hay que prestar atención a pequeños detalles sumamente ilustrativos, por ejemplo, el cierre del salón de masajes y aromaterapia que montaron no hace mucho tiempo en la esquina de la calle junto al taller mecánico, y su sustitución por una tienda de chinos que vende productos de alimentación prácticamente durante todo el día, incluidas fiestas y fines de semana. Anoche, cenando en una antigua estación de tren recién rehabilitada, había más camareros que comensales (signo inequívoco de que las cosas no van tan bien como antes). Sin embargo yo pienso que las crisis nos harán más fuertes y que es necesario volverse a levantar. Seguimos con las ruinas, con santa Eulalia en esta ocasión, y las “ilusiones” de la Colonia.
2 comentarios:
Gracias por compartir "tus ilusiones"
Gracias a ti por leerme!!!
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