En esta ocasión yo creo que se trata de un buen racimo de escaramujos, el fruto de la rosa canina, encontrados en el valle de la Barranca. Nada que ver con los frutos del majuelo o espino albar, salvo su intenso color encarnado; lo que de verdad diferencia a estos dos arbustos son sus hojas, las primeras con pequeños dientes aserrados y las otras, en cambio, como hojitas de perejil.
Viernes por fin, después de una larga y dura semana, quizá larga y tortuosa como la canción de los Beatles (the long and winding road) o más bien plagada de escollos y dificultades (como las de Ulises en la Odisea) pero es bueno que el camino sea largo, lleno de aventuras y rico en experiencias (tal y como se narra en Itaca, el hermoso poema de Kavafis).
Veremos qué tal responde el tiempo atmosférico porque lo que apetece de verdad es una buena salida a la montaña para descargar adrenalina y soltar los malos humos que se van acumulando (“absceso drenado, absceso curado”, decían los clásicos). Parece que habrá nubes y claros, como viene siendo habitual, pero a poco que nos respete la meteorología, seguro que nos hacemos una bonita excursión…
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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