Una Salomé, de Beltrán Massés, reclamo publicitario de la exposición que se desarrolla en el segoviano Torreón de los Lozoya. Llama la atención el contraste la madera de la puerta y el arco de piedra con su escudo imperial, frente a las formas voluptuosas de la pintura de Beltrán Massés, tan moderna y juvenil. Fijaros si no en el talle tan bajo que deja al descubierto un abdomen perfecto, en los labios intensamente rojos, en el pelo negro o en esos ojos (verdes?, azules?) enmarcados por unas pestañas afiladas como si de dos gaviotas se tratase. El conjunto se completa con un pecho breve y sensual, el corte de pelo tan actual (con el flequillo que llevan ahora las chavalas), la gargantilla y el brazalete repujado. Y eso que ya hace años de la muerte del pintor (Cuba 1885-Barcelona 1949), uno de los más reconocidos en su tiempo pero también uno de los más olvidados tras su desaparición.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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