De nuevo en primavera pues realmente parece que este año no hemos tenido invierno (ni lluvia, ni frío, ni visos de temporal). Las puestas de sol, magníficas en estos momentos, en formato panorámico y technicolor. Al fondo las montañas, siempre ahí pero cada día diferentes (“subo porque están ahí” comentaba un montañero). Un lujo, lástima no poder disfrutar de la película espectacular que nos ofrece diariamente la naturaleza. La higuera todavía no tiene hojas pero, de repente, uno de estos días nos sorprenderá con una explosión verde que invadirá, sin darnos cuenta, todo el arbolito. Destacan, únicamente, las flores rojas del membrillero del Japón. Vivimos en un mundo de locos. Ya dicen los japoneses que no hay nada como un jardín, un pedazo de naturaleza domesticada.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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