Se alza en un pedestal rocoso dominando la llanura madrileña en las inmediaciones del Bar de la Bola, bien por encima de los dos mil metros de altitud. Uno de los puntos culminantes de la sierra de Guadarrama. Las nubes contribuyen a realzar su silueta, donde destacan los esquíes a la espalda y el mínimo toque de color que proporcionan las flores artificiales.
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