domingo, 21 de junio de 2009

Desde las lomas de la sierra

Los azules intensos del cielo contrastan contra la blancura de las nubes. El espejo del embalse de Santillana y el relieve de las montañas: la Pedriza Anterior coronada por el Yelmo, la pared de Santillana y el cerro de San Pedro atravesado en sus entrañas por el tren veloz que une la capital con las provincias del norte. Al otro lado de la llanura, ocultos por la bruma, las casas colmena y los edificios de la gran ciudad. A pesar del día caluroso, el aire sopla en las cumbres. Ni un alma se asoma por estas alturas invadidas por la paz y la tranquilidad.

“En el sonido de la campana del monasterio de Gion resuena la caducidad de todas las cosas. Como el sueño de una noche de primavera, así de fugaz es el poder del orgulloso. Como el polvo que dispersa el viento, así los fuertes desaparecen de la faz de la tierra”.

2 comentarios:

Jaol dijo...

Latitudes que llaman la meditacion y a la introspeccion. Donde se hace mas evidente aun la levedad y la insignificancia del ser humano.

jgbarber dijo...

Totalmente de acuerdo Jaol. Gracias por tu comentario. Saludos,