Amanece un día magnífico, frío y azul, propio de esta época del año. Obligaciones diversas me impiden salir a la montaña. A pesar de todo el saldo final resulta positivo, y eso es lo más importante. Comienzan a apuntar los brotes del ginkgo, preludio de la próxima primavera. Esto en cambio es un cinamomo o lilo de Persia (una melia azedarach) que me recuerda vagamente los topos de las corbatas o los paramecios de los vestidos, pero también he de confesar que yo soy muy fantasioso.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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