Hojas de arce en invierno, como si las hubieran pintado, rojos y dorados sobre un fondo azul. A pesar del frío, las hojas, un poco ajadas (el MM así se refiere a las cosas que han perdido su lozanía o aspecto de nuevas y aparecen entonces aviejadas o estropeadas…), aún se mantienen firmes y unidas a sus ramas a través de un largo peciolo. Volverá la primavera, ya lo decíamos ayer, y estas hojas dejarán paso al verde tierno de la nueva vida. El otoño es bonito, por sus colores y por su tranquilidad, pero a mí siempre me gustó mucho más la primavera…
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