Decían que una rosa es una rosa, y nada más cierto que ese verso o esa afirmación (que se atribuye a la poeta americana Gertrude Stein) conocida en nuestro ámbito por la canción de "Mecano". Esta es evidentemente una rosa "rosada", difuminada en sus extremos y con el foco en el corazón, un sutil ejercicio fotográfico que no consiste más que en jugar con el paso de la luz a través de un cristal. A mi me gustan más las rosas rojas, me transmiten una mayor sensación de fuerza y estabilidad, en vez del carácter más ambiguo y delicado del tono rosa pálido, pero tengo que confesar que esto último no es más que una apreciación bien particular.
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