Parece una hermosa flor seca pero no es la verdadera realidad, pues a pesar de su fiera apariencia es capaz de conservar en el interior el soplo de vida que caracteriza a los seres vivos. Dorada por el sol de la tarde, consigue esos reflejos brillantes que le hacen tan atractiva y que nos ayuda a modificar su agresivo aspecto inicial, gracias a la textura algodonosa y frágil que muestra en la imagen. Como siempre, un agradable regalo de la naturaleza, que nos sorprende con pequeños detalles que la mayor parte de las veces pasan desapercibidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario