Parece una estación pero realmente apenas queda nada; los restos que aún permanecen en pie aparecen invadidos por la basura, el abandono y la soledad. El campo coloniza lo que antaño fue suyo y las palomas se adueñan de las techumbres desvencijadas, del esqueleto de aquello que estuvo lleno de vida y de lo que ya no queda nada. Siempre me gustaron las ruinas. Las estaciones abandondas transmiten una intensa sensación de soledad. Las cigüeñas surcan el cielo castellano...
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