Algunos patos

Algunos patos que chapotean divertidos… No es fácil perseguir estos azulones (ánades reales según la clasificación académica) a la orilla del río porque enseguida se asustan y echan a volar; tres parejas (tres machos y tres hembras) que el pasado domingo buceaban y jugueteaban en una charca junto a unas ruinas, ajenos totalmente a la presencia humana. El río es el Eresma a su paso por Valsaín, aguas abajo del puente de los Canales. Después del baño, estiramientos, toilette y reorganización del bonito plumaje. Los colores espectaculares, y el reflejo sobre la superficie del agua, hacen que las imágenes finales parezcan más una pintura que una fotografía.

Membrillos

Celebramos el veranillo de San Miguel, príncipe de los ángeles, jefe y capitán de los ejércitos del Señor. También se conoce como el veranillo del membrillo, por la maduración de esta fruta, la más luminosa que existe en nuestras latitudes. Sus reflejos, en este momento del año, son algo verdaderamente espectacular; dicen que hay frutos macho y hembra y son estos primeros los que poseen una fragancia embriagadora.
Aunque ya ha entrado el otoño, normalmente por esta época suele hacer siempre muy bueno. Es una fiesta muy importante, sobre todo en los pueblos, pues marca las diversas tareas del campo y seguro que se relaciona con las divinidades, no en vano celebra de alguna manera la festividad de los tres arcángeles, San Miguel, San Gabriel y San Rafael.

"Máquina Vieja"

En “Máquina Vieja” disfrutando del agua lenta y de algunos patos que chapotean divertidos. Los castaños se han teñido de otoño pero los robles todavía mantienen las hojas verdes. Caballos y vacas negras, moras enormes y un tapiz de las hermosas flores conocidas como azafrán silvestre. Algunas endrinas de intenso azul oscuro, vivo y brillante como las plumas de los patos, para hacer pacharán. Los frutos deben reposar en aguardiente anisado, a oscuras, durante unos seis meses. A mi me gusta recogerlos por San Miguel y abrir las botellas en Semana Santa, una vez que el licor se tiñe de rojo y la fruta libera su intenso aroma. El agua lenta es otra de mis debilidades.

Luz de otoño

Luz y sol con los verdes y amarillos del otoño; las hojas comienzan a cambiar de color y los días se van acortando progresivamente. El sol se acuesta un poquito más al sur. Aparecen los últimos frutos y la sabia naturaleza se prepara para el descanso invernal... La vida, un continuo fluir de los ciclos naturales.

Arpías

Arpías en la pequeña iglesia de San Juan Bautista, ubicada en la Huerta de Guadián tras su traslado desde la población de Villanueva del Río, poco antes de que fuera anegada por las aguas del pantano de Aguilar, en el año 1960.

Hijas de Taumas y Electra, Aelo –la borrasca–, Ocípete –la que vuela rauda– y Celeno –la oscura–, eran genios malignos, demonios de la tempestad y de la muerte, monstruos con rostro femenino, cuerpo de ave y cola de serpiente o escorpión, siempre acompañadas de un olor nauseabundo.

Cigüeñas

Cigüeñas y cielo azul, aves impresionantes por su tamaño y corpulencia pero sin embargo gráciles y livianas cuando las vemos surcando el cielo, planeando con sus enormes alas en grupos bastante numerosos. Los inviernos ya no son tan fríos y la presencia de alimento a lo largo del año hace que muchas de ellas se hayan quedado a vivir entre nosotros (una vez descubiertos los basureros como fuente de riqueza y alimentación) y que ya no tengan que realizar las tremendas migraciones que antaño les caracterizaban (el viaje desde París era uno de los más habituales). Todos los pueblos de Castilla tienen un buen número de cigüeñas en sus torres y campanarios, alegrando la vida de los paisanos que las contemplan embelesados.

Calma

Más calma, más agua, el movimiento detenido y algunas hojas ya pasadas, con su particular coloración que a la vez nos recuerda la entrada del otoño. Son hojas de nenúfar en un pequeño estanque, maravillas que encontramos por casualidad en cualquier insospechado rincón...

Garza

Una hermosa garza en la ribera del Arlanza en mi matutino patrullar. Hay que prestar mucha atención y actuar muy sigilosamente para poder sorprender a estas bonitas aves (en lo que se conoce como el deporte de la caza fotográfica). La pareja andaba rondando por el mismo tramo del río, donde también encontré algunos asustadizos patos azulones. La naturaleza es verdaderamente sorprendente y tenemos que disfrutar de ella todo lo que podamos.

Tranquilidad

Eso mismo, tranquilidad y quietud, es lo que me transmite esta imagen del reflejo del puente romano sobre el Arlanza con el cardo solitario en primer plano. El agua, apenas en movimiento, contribuye a esa sensación, gracias al tono plomizo que refleja las imágenes como si de un espejo se tratase.

Estación

Parece una estación pero realmente apenas queda nada; los restos que aún permanecen en pie aparecen invadidos por la basura, el abandono y la soledad. El campo coloniza lo que antaño fue suyo y las palomas se adueñan de las techumbres desvencijadas, del esqueleto de aquello que estuvo lleno de vida y de lo que ya no queda nada. Siempre me gustaron las ruinas. Las estaciones abandondas transmiten una intensa sensación de soledad. Las cigüeñas surcan el cielo castellano...

Madrid de noche

Las luces de Madrid de noche desde la ventana, los bloques del barrio, la Torre Picasso, un universo fantasmagórico una vez que desaparecen los amables colores del atardecer.

Atardecer

Cada día un nuevo y sorprendente atardecer. Tímidamente

aparecen los colores del otoño, justo un momento, los escasos minutos que emplea el sol en ocultarse tras las montañas. El espectáculo gratuito que disfruto cada tarde.

Cosecha verde

Este año es un año de vacas flacas, parece que la economía cae en picado, los precios se ajustan y los sueldos se congelan (al mismo ritmo que se van congelando todos aquellos suscriptores de hipotecas a interés variable). En este marco coyuntural (ya sabemos que la naturaleza es sabia) se producen algunos ajustes en la producción para armonizarse con el entorno. Enfin, todos estos prolegómenos para presentar la cosecha de este año, una hermosa y solitaria oliva que cuido con primor como si de un hijo único se tratase. Tras el desplome generalizado vendrán mejores tiempos. Seguro.

Naranja

Naranja es un color, naranja es una fruta, naranjas son las flores y también los tulipanes. Una alfombra naranja que tapiza los parterres, que alegra la vista y los sentidos.

El Paular

Monasterio de El Paular en Rascafría, en pleno valle del Lozoya, una vez acabamos la excursión al "Carro del Diablo" curiosa escultura natural que ya aparece apuntada en la "Descripción física y geológica de la provincia de Madrid de Casiano del Prado" (del año 1864). También en el monasterio se puede encontrar la tumba del poeta Enrique de Mesa, cantor del Guadarrama (1878-1929).

Sierra del oeste

De nuevo la sierra del oeste al atardecer, la postal diaria sin tener que salir de casa (en esta ocasión poco después de que el sol se oculte tras las montañas, mientras todavía permanece el reflejo anaranjado en el cielo). De todas maneras esta mañana de sábado ha transcurrido en el valle del Lozoya, festejando la celebración de la séptima edición de la "Marcha Giner".

Júpiter

Júpiter desde el balcón ayer noche. Con un poco de cuidado también pueden distinguirse los cuatro satélites galileanos (Callisto, Io, Europa y Ganímedes), orbitando alrededor del planeta (esas pequeñas manchas sutiles que aparecen en la línea imaginaria que une las diez por un lado y las tres por el otro). Parece mentira todas las cosas que pueden llegar a fotografiarse desde la ventana de casa, a pesar de vivir en plena vorágine luminosa de la capital: desde las Torres Kío a la Picasso, de la Maliciosa y Siete Picos a la Almenara en la sierra del oeste, disfrutando de la luna llena y de las magníficas puestas de sol... Sólo nos falta el mar, pero con un poquito de imaginación seguro que podremos llegar a conseguirlo.

Una rosa

Decían que una rosa es una rosa, y nada más cierto que ese verso o esa afirmación (que se atribuye a la poeta americana Gertrude Stein) conocida en nuestro ámbito por la canción de "Mecano". Esta es evidentemente una rosa "rosada", difuminada en sus extremos y con el foco en el corazón, un sutil ejercicio fotográfico que no consiste más que en jugar con el paso de la luz a través de un cristal. A mi me gustan más las rosas rojas, me transmiten una mayor sensación de fuerza y estabilidad, en vez del carácter más ambiguo y delicado del tono rosa pálido, pero tengo que confesar que esto último no es más que una apreciación bien particular.

Sol

Un sol intensamente amarillo ocultándose por detrás de las montañas, las antenas en primer término, el Portacho, el cielo rojo del atardecer desde la pequeña terraza donde crecen algunos arbolitos como pequeños bonsáis. El borde del sol ya contacta con la montaña (parece que fuera a rodar cuesta abajo hacia la izquierda de la imagen) y en cuestión de minutos se apaga y desaparece, uno de los misterios más hermosos de cada día. Es como si se pulsara un interruptor general y entonces la luz se difuminase progresivamente. Mientra tanto, la luna aparece tímidamente dando relevo al astro rey.

Carbonero

Un pequeño carbonero (parus major) que se bañaba esta mañana en el río junto a una pareja de gorriones. No es fácil pillarlos tan cerca porque son esquivos y desconfiados y habría que preparar algún tipo de comedero para atrerlos con mayor facilidad. El Pardo es un enclave privilegiado a pocos kilómetros de la capital, constituyendo junto con la Casa de Campo y el parque regional de la cuenca alta del Manzanares, el pulmón de oxígeno que rodea la ciudad por el nor-oeste.

Iglesias

Una imagen que me gusta especialmente, las iglesias de San Justo y de El Salvador desde lo alto del Postigo, justo donde acaba el acueducto tras salvar el importante desnivel que separaba la antigua ciudad amurallada (lo que constituye el casco antiguo) del resto de los barrios que circundaban la ciudadela. Segovia fue una ciudad con siete puertas de las que actualmente sólo quedan tres, las de San Andrés, Santiago y San Cebrián (faltan la del Sol y la de la Luna, la de san Martín y la de san Juan). Una lástima las nubes que impiden disfrutar de las vistas de la montaña (Peñalara aparecería al fondo, hermosísima en invierno toda cubierta de nieve, pero en estos momento no podemos más que imaginarla). También faltan las cigüeñas, quizá de excursión una vez que han sacado sus polluelos, disfrutando de los momentos preotoñales, antes de que lleguen los fríos.

Siete Picos

Parece mentira el poder y la atracción de una ventana; constituye sin lugar a dudas una constante y absoluta fuente de inspiración, mucho mejor que la televisión e incluso que el periódico. A pesar de los sesenta kilómetros que nos separan, las montañas siempre están ahí. Cada día es diferente (cada vez más hermoso), descubriendo aspectos nuevos que previamente pasan desapercibidos, pudiendo imaginar lo que cada uno desee. Los cielos de colores enmarcan la silueta de la sierra, identificando en este caso los Siete Picos, el Montón de Trigo, cerro del Águila, la Peñota...

Retrato

Ciber-retrato en Segovia. Solo se que se llama Alby y que fue una absoluta casualidad, un momento afortunado dificil de repetir (y me refiero concretamente tanto al momento del disparo como al procesado posterior). En cualquier caso resulta un efecto curioso que contrasta con la piedra rosada que invade la ciudad, los capiteles y arcos románicos (San Clemente, San Martín, San Justo, el Salvador...), y el contundente granito de su principal monumento. La imagen me recuerda indefectiblemente a los "replicantes" de Blade Runner" y yo también me pregunto si realmente "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?"

Torre Picasso

A un lado la Torre Picasso, por el otro la Almenara y las montañas azules, vistas espectaculares desde cualquier ventana, un enclave privilegiado (como un palomar o el nido de un ave rapaz) con el delicioso sol de la mañana y los ardientes atardeceres del oeste, cuando un sol intensamente rojo se oculta detrás de la silueta de las montañas. Alguna vez incluso llegan a verse las estrellas pero la contaminación lumínica no colabora en absoluto y el cielo nunca es negro. El murciélago del año pasado no ha vuelto a aparecer. En cualquier caso, una isla en medio de la ciudad.

La Almenara

La Almenara en azul, desde casa, al atardecer. Más que nada por probar el nuevo 70-300, una nueva experiencia más que satisfactoria y con una buena definición. Habrá que exprimir la lente y ver cómo responde en situaciones extremas. Pero por el momento, el resultado es muy agradable... Siempre me gustó el perfil de las montañas, siempre recuerdo sus colores azules.

Cielo

Cielo de colores, nubes al atardecer, tintes rojos, azules y violetas... Una variada paleta que cambia a cada instante. Impresionante antes de ponerse el sol, espectacular una vez que se ha ocultado detrás de las montañas.

Flor espinosa

Parece una hermosa flor seca pero no es la verdadera realidad, pues a pesar de su fiera apariencia es capaz de conservar en el interior el soplo de vida que caracteriza a los seres vivos. Dorada por el sol de la tarde, consigue esos reflejos brillantes que le hacen tan atractiva y que nos ayuda a modificar su agresivo aspecto inicial, gracias a la textura algodonosa y frágil que muestra en la imagen. Como siempre, un agradable regalo de la naturaleza, que nos sorprende con pequeños detalles que la mayor parte de las veces pasan desapercibidos.

Insecto

Bonita imagen de un insecto desconocido, con sus colores brillantes y unas antenas espectaculares, rodeado de flores donde se entretiene tranquilamente. Es, en cualquier caso, un insecto muy fotogénico, curioso y simpático. A mi me recordaba a los insectos zapateros, pero creo que no tiene nada que ver.