Ciertamente parece un pato, pero en realidad se trata de una nube voladora cazada a media tarde desde el balcón mirador donde crecen mis plantas. Había otra más pequeña, con forma de delfín, que navegaba despacio en medio de un cielo azul. Un rato después, apenas puedo disfrutar de la puesta de sol a causa de las gruesas nubes que se han ido agrupando a lo largo de la tarde, cubriendo homogéneamente el cielo en su totalidad. Las formas de las nubes son tan diferentes como nos permite nuestra imaginación.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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