miércoles, 26 de diciembre de 2007

Segovia

Montones de espículas afiladas hacia el cielo, ocupadas en verano por montones de cigüeñas. Pero ahora hace frío, las cigüeñas se han ido y no volverán, por lo menos, hasta febrero. Un angelito, el más atrevido, se alza en uno de los pináculos. La piedra dorada contrasta con el frío del ambiente, resaltada por un sol y una luz única, la luz de Castilla. La Mujer Muerta aparece cubierta de nieve, es el manto blanco del invierno…

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