Desde el balcón, con el tele, algunos pinos.
Es increíble todo lo que puede verse cuando se presta la necesaria atención. Por la orientación, debe tratarse de la colonia Puerta de Hierro, aunque haya que aguzar un poquito la vista –como si tuviésemos unos prismáticos en el rostro–.
También llega a verse el Gomez-Ulla, al otro lado de la Casa de Campo.
Es la ventaja de vivir tan arriba, como en un palomar, dominado una amplia franja de territorio como los buitres de la Pedriza.
Me gustó el momento, el estar allí mientras un tímido sol iluminaba la arena dorada entre los pinos.
Enseguida se echaron las nubes, perdiendo cualquier tipo de referencia.
Al fondo, brillando, la "cúpula del trueno".
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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