De nuevo la Pedriza. Como si de un dibujo a pluma se tratase, las ramas desnudas se recortan contra el cielo gris, confundiendo la realidad con la ficción. Me recuerdan un mundo al revés, con los troncos-raíces patas arriba, simulando los enormes baobabs de la llanura africana. No hay más que poner un poquito de imaginación.
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