Realmente me gustan estas piedras doradas acariciadas por el sol, el granito recio y pulido por los juegos de agua. Según la hora y la luz, la piedra se puede ver más rosada o anaranjada; en otros momentos son los azules lo que predominan, logrando un amplio abanico de colores y posibilidades. En cualquier caso, no me queda ninguna duda de que “las piedras se mueven”.
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