Un toque de color

La naturaleza, que es sabia, aporta de vez en cuando un toque de color a nuestras vidas. Creo que la plantita es un tipo de semprevivum, capaz de vivir en las más adversas condiciones. Cuando llega el momento más favorable aparecen unas hermosas florecillas que alegran a los montañeros y luego sigue su ciclo aguantando la sequedad del verano y las nieves del invierno. Es capaz de crecer en las cumbres más altas y en los lugares más insospechados. En esta ocasión, aunque parece el bancal de un jardín, me sorprendió en un recodo del camino, en Picos, subiendo por la Jenduda. No es como el edelweiss pero bien podría tratarse de nuestra flor montañera.