sábado, 11 de julio de 2009

Jardines Zen

¡Quizá el secreto de los jardines Zen resida en que no existe ningún punto desde donde puedan verse todas las piedras a la vez! La verdadera calma implica asumir esa imposibilidad; una vez aceptada como definición de belleza, podremos alcanzar la paz. Andaba yo dando vueltas a estos asuntos, comentados hace tiempo por el amigo Rulán, cuando el destino me hizo descubrir el más famoso de todos los jardines de piedras, el que se encuentra en el templo budista Ryoan en Kyoto: desde cualquier punto de vista en que nos situemos, sólo es posible divisar 14 de las 15 rocas que contiene. Yo había leído que la particular disposición de las piedras ayuda a meditar sobre el sentido de la vida, pero era tal la cantidad de turistas y visitantes que apenas se podía encontrar un hueco entre tanta gente. Hoy en cambio sí que he hallado ese algo especial en el jardín de piedras del templo Nanzenji; lluvia, silencio, armonía, simplicidad, refinamiento, soledad… Una agradable sorpresa, estos momentos de enorme belleza tan difíciles de expresar con palabras, para celebrar el último día en Japón.

2 comentarios:

Rafa Cofiño dijo...

La bellisima frase la había colocado Laura, una gran contemporánea, en el blog y no he dejado de pensar en ella desde que la lei por primera vez:

"En Japón aprendimos que el secreto de los jardines zen residía en que no hay ningún punto desde el que puedan verse a la vez todas las piedras.
Asumir esa imposibilidad era la calma.
Aceptarla como definición de belleza era la paz".

Precioso el reportaje.
Mi madre nos contaba películas e historias cuando eramos pequeñitos (y no tan pequeños). Las contaba tan bien que a veces daban ganas de no ir al cine ni leer libros y dejar que nos fuera ella quien nos las contara.
Creo que me pasa lo mismo Japón. Casi prefiero no viajar.
Mejor que nos lo cuentes con palabras y luces.
Muchas graciaa por dejarnos viajar contigo.

jgbarber dijo...

No recordaba si la frase era tuya o de Laura pero sabía que la había leído en "Contemporáneos" y también se me quedó muy dentro. Cuando ví el jardín, se me encendieron todas las luces. Muy bonito lo de las historias contadas... ¡Quedan tantas cosas!
Un abrazo,