Invierno en el bosque, ocres y blancos con el verde de los pinos y los arroyos cantarines que surgen por doquier, alegrando el paseo matutino (el inicio de la mañana del sábado porque el domingo no tuvo nada que ver con esta historia). En un principio la nieve hace un acto de presencia meramente testimonial; apenas tiñe las escobas y las copas más altas de los pinos, pero según se va cogiendo altura, comienza a invadir todo el espacio, protagonista principal de la jornada (de los apenas mil doscientos metros de Cercedilla a los casi dos mil de la Peñota hay algo más que una sutil diferencia). Sin embargo a mi me gusta la parte viva de los bosques, con los troncos recién cortados y el olor a madera, a musgo y moho, con los helechos en descomposición, los caballos y las vacas…
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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