"From a different point of view, the land of Hokkaido as Michael
responds to it, with a perspective foreign to us Japanese, appears entirely
new. In this sense, the landscapes he has captured suggest the vistas that the
aboriginal Ainu people might have seen around them when Hokkaido was their
heaven and earth, in the distant past before mainland Japanese settled there to
colonize the island. The photographs seem to fix nature itself, pure, an
unsullied world. In short, through Michael Kenna, a single photographer from
another country, Hokkaido has acquired a completely new complement of natural
features", from "Landscape of the soul", Introduction Michael
Kenna's "Hokkaido" by Daido Moriyama.
Por fin
en mis manos los dos libros de Michael Kenna sobre Japón, editados por Nazraeli
Press con el título de “Japan” (2003) y “Hokkaido” (2006) e introducidos
brillantemente por los fotógrafos japoneses Kohtaro Iizawa en el primer caso y Daido
Moriyama en el segundo; 96 y 84 cuidadosas imágenes en un preciosista blanco y
negro que refleja el espectacular paisaje y la especial idiosincrasia que forma
parte de la vida del pueblo japonés: la visión más clásica junto a la poesía
del haiku y el rastro del pueblo ainu originario de la isla de Hokkaido. Una
espectacular edición que nos muestra la naturaleza en estado puro. Los ainus
eran los verdaderos pobladores y dueños de las tierras del norte hasta la
colonización japonesa a mediados del siglo XIX, un pueblo cazador de tribus
esquimales en íntima conexión con la naturaleza. Es increíble cómo un fotógrafo
occidental es capaz de expresar sin palabras el sentimiento del pueblo japonés
tal y como lo imaginamos en occidente aunque es probable que nada tenga que ver
con la particular visión autóctona ya que sus imágenes se aproximan mucho más a
la idea que nosotros tenemos de Japón que al propio punto de vista que interpretan
ellos mismos. Quizá la clave del éxito resida en este caso en que uno encuentra
justo lo que andaba buscando de manera que acabamos idealizando nuestros sueños
mediante una retroalimentación positiva. Vemos Japón como imaginamos Japón.
Imposible localizar cualquiera de los dos ejemplares de Kenna tras la intensa
búsqueda realizada a lo largo de los días de vacaciones recorriendo las grandes librerías Kinokuniya,
Coach and Four, Maruzen y Tsutaya en Sapporo y Tokio. Sí encuentro "In
France" y las "imágenes del séptimo día" pero comprar en Tokio
un libro francés de Michael Kenna no me llama mucho la atención. Intentaba
traerme estos dos libros como recuerdo del viaje, algo que me hacía especial
ilusión, pero en todos los sitios me indicaban con cierto sentimiento que
estaban descatalogados desde hace tiempo ("sorry, out of order"). Los
japoneses tienen grandes dificultades ante la imposibilidad de no poder
satisfacer a un cliente; decir no es algo que realmente les supera pues tienen
especial interés en cumplir las expectativas del potencial comprador de manera
que percibes que sinceramente les hubiera gustado tener un ejemplar aunque solo
hubiera sido para poder agradarte. Su amabilidad y atención es exagerada. Algo
impensable en nuestro medio y que de alguna manera nos tendría que hacer
recapacitar y replantear muchas cosas. La filosofía de "el cliente siempre
tiene razón" llevada a su lado más extremo. De nuevo en casa tras
finalizar las vacaciones, prosigo mi búsqueda a través de Internet hasta
tropezar con algunos ejemplares localizados en USA (Nazraeli Press, la editora
de estos libros es de origen norteamericano) pero entre los gastos de envío,
los portes y las tasas aduaneras, el precio sube más de lo razonable y prefiero
seguir indagando. Ya me ha pasado en algún caso tener que pagar más por los
impuestos, tasas y gastos de envío que por el precio real de un libro. Además,
en alguno de los ejemplares localizados constato que no se trata de la edición
original sino de una reimpresión posterior y, ya puestos a desembolsar un buen
dinero, prefiero acceder a las fuentes y adquirir directamente la primera
edición. Después de mucho rebuscar, al fin doy con dos ejemplares en Europa
-que son los que ahora mismo tengo entre mis manos- en una librería de Tubinga
desde donde los envían a mi domicilio. Imposible sin el concurso de los
libreros de viejo que circulan por Internet. Busco en Google Maps para fijar la
posición exacta de Tubinga, al sur de Alemania y muy cerca de la Selva Negra.
Los gastos de envío son razonables teniendo en cuenta el precio de los libros.
Encuentro otro ejemplar de "Japan", también en Alemania, para la
amiga que el verano pasado me presentó virtualmente a este fotógrafo. El
librero me informa por mail del momento de partida del pedido y desde entonces
transcurren un par de semanas de angustiosa espera revisando el buzón en busca
del “aviso de llegada” del servicio de Correos. Los libros se toman su tiempo
pero al fin aparecen sin ningún contratiempo. El librero alemán se ahorra mi
primer apellido, sustituido por la inicial, dejando solo el segundo; los dos
apellidos siguen siendo algo exótico fuera de nuestras fronteras lo cual me
obliga a deshacerme en explicaciones formales ante el funcionario de la oficina
de correos. Menos mal que la dirección coincide con la que aparece en mi
documento de identidad y consigo convencerle para retirar el envío.
Probablemente esta sea la causa de retraso pues ya hace dos semanas que María
Antonia tiene en casa su ejemplar tras un rápido viaje de tres días. Los libros
se encuentran en perfecto estado a pesar de los años, realmente impecables. Las
impactantes imágenes minimalistas de los paisajes en blanco y negro de Michael
Kenna (1953, Widnes, Lancashire) transmiten calma, tranquilidad, distancia,
silencio, misterio, magia, tiempo, luz, belleza... Abrir el libro y pasar sus
hojas es como trasladarte a un lugar intemporal donde todo está bien y donde
todo es perfecto. La introducción de Moriyama para "Hokkaido" explica
de alguna manera todas esas sensaciones... Buceando en la web es fácil
encontrar algún reportaje con las palabras e imágenes del propio fotógrafo relatando
sus inquietudes y su método de trabajo. Kenna reside actualmente en Seattle, en
la costa oeste de Estados Unidos, desde donde viaja por todo el mundo. He visto
calificar sus imágenes como haikus visuales, la mejor expresión sobre la
sensación que transmiten a quienes las contemplan. Iluminación efímera y largas
exposiciones con una cámara de formato medio intentando capturar el paso del
tiempo. Poesía visual para tiempos de crisis.
1 comentario:
Muy bonitos....
A disfrutarlos
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