Apenas sonríe la luna, en su muy escaso cuarto menguante actual. Azul y negro en la celosía que separa el claustro, silencio y soledad en la fresca humedad de la mañana. Parece mentira encontrar algo así, tan sutil y delicado, en el secarral de los campos castellanos.
977 - Los caracoles de Fibonacci
Hace 10 meses
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