martes, 11 de septiembre de 2012

El jardín de Vailima

 
El jardín de Vailima es como un erial donde crecen los cardos, cardillos y malas hierbas que poco a poco voy identificando con ayuda de alguna guía de plantas. Al final me voy dando cuenta de que no todas son malas y las cuido con cariño; así descubro el hinojo, el gordolobo y la corregüela, la achicoria y los nazarenos silvestres, la hierba del conejo que si te descuidas tapiza todo el terreno y la grama que invade las zonas más húmedas de la parcela... Destaca especialmente el escaramujo, un verdadero arbolito de frutos rojos con los que intentaré hacer un aguardiente según la receta que me facilita un vecino de viva voz (hay que tener la precaución, me explica muy ufano, de quitar los pelos y semillas del interior de los frutos, que se dejarán macerar durante una buena temporada en aguardiente anisado). El escaramujo ya estaba aquí instalado desde hace tiempo, a juzgar por los troncos espinosos que crecen en tropel; sus frutos rojos son muy ricos en vitamina C, aparte de destacar sus propiedades astringentes por las que también se conoce como tapaculos. En primavera, además de las setas de cardo que nacen salvajes con el agua y el sol, las margaritas y las amapolas ponen su toque de color pero en otoño el campo se va quedando gris y los árboles comienzan a perder las hojas pues es una zona donde suele hacer mucho frío. Una lástima que sea tan corto el verano y tan largo el invierno. El pequeño roble melojo parece que ha agarrado con fuerza, especial motivo de alegría. Veremos si resiste el próximo invierno pues será su verdadera prueba de resistencia. El resto, tres ginkgos y un sauce capruno, prosperan con alegría, especialmente este último que se ha adaptado al terreno de una manera espectacular.

1 comentario:

Abilio Estefanía dijo...

Hola Jose, interesante jardin "salvaje" con gran variedad.
A disfrutar del aguardiente, pero con moderación.

Un abrazo