
Domingo en casa recordando la pradera de Majalasna y los narcisos silvestres que crecen en las profundidades más recónditas de la senda Herreros, junto a la fuente de los acebos. Como un anuncio de primavera, en cualquier prado con un poco de humedad es fácil encontrar montones de narcisos silvestres en parejas, en tríos o en cualquier otra combinación que podamos imaginar. Estas florecillas, junto con los alegres crocucs, son las primeras que hace su aparición una vez que la nieve se va retirando de las cotas más altas. Un valioso indicador del cambio de estación. Yo también he plantado algunos bulbos en el balcón; primero aparecen las hojas, como por arte de magia, indicando que todo marcha correctamente. En uno de los maceteros espero nazarenos azules (muscari armeniacum), en el otro crocus amarillos pero me temo todavía tendré que esperar un tiempo.