

Esta tarde de amenazadoras nubes grises, salgo un rato al balcón. Encuentro una hermosa flor de cactus con forma de trompeta, de esas que solo duran un día y que nos ayuda a entender lo que significa disfrutar el momento. En África, la esquina más soleada del jardín, una mosca turista toma el sol sobre otro de los cactus con pequeñas flores rosadas. El insecto apenas se inmuta por mi presencia, hipnotizado por los rayos del sol, entretenido con las vistas que desde allí se pueden contemplar. No son las montañas azules del Kilimanjaro pero puestos a imaginar, podríamos imaginar cualquier cosa. Al final, acabará saliendo el arco iris…