
Hoy me entretengo toda la mañana revisando periódicos viejos, una de las actividades que más me gusta realizar los fines de semana que no salgo a pasear por el monte. A pesar de mis iniciales intenciones de acercarme a fotografiar una cascada muy hermosa y muy escondida en plena sierra, la cena de anoche, las copas y el trasnochar alteran mis biorritmos y me impiden realizar los planes programados. Recopilo los periódicos atrasados de toda la semana y los reviso concienzudamente, copiando algún texto, escribiendo sobre alguna cosa que me llama la atención. Así descubro con emoción un alter ego musical:
José González, cantautor sueco de padres argentinos:
“un joven solista ensimismado de composiciones estáticas y armonía persistente, como si fabricara pequeños juguetes minimalistas. Canta con voz vulnerable, mira absorto hacia sus manos y parece abrumado por un público que no pestañea durante las interpretaciones y prorrumpe en vítores a cada final”.Todo este montón de periódicos aún permanecerá apilado en la cocina durante algunos días más, sobre todo por si necesitara echar mano de las palabras y artículos que permanecen rondado en mi cabeza tras la atenta relectura, antes de eliminarlo definitivamente arrojándolo al contenedor de papel situado justo enfrente del portal. Eso hasta que pongamos la chimenea porque entonces los montones y montones de papeles atrasados tendrán una finalidad mucho más provechosa.