Sigamos pues con los reflejos palentinos sobre las aguas oscuras del Carrión. Pienso en el remoto origen de estas aguas, allá en las altas fuentes que nacen en lo más profundo del valle de Pineda, en los neveros más fríos, en el más puro corazón de la montaña palentina. Allí se llaman pozos y tienen sus nombres profundos y sugestivos, como los del pozo Curavacas, el pozo Oscuro o los pozos del Vés. El Carrión, por derecho propio, sí que tiene su verdadera laguna, la laguna de las Fuentes Carrionas.
Los últimos rayos del sol, reflejados contra el espejo del agua, consiguen desde mi punto de vista un entorno de absoluta ficción; esos tonos intensos y las imágenes medio difuminadas de la Pasarela y la iglesia de San Miguel, con los carrizos dorados y la vegetación del borde del río…
2 comentarios:
Je je. Tienes ideas la mar de originales. Me gusta,me gusta.
Y la nitidez..has hecho un magnífico trabajo.
Aunque parezca mentira no conozco Palencia.
Saludos. Gracias por los piropos!!! Un borrón eso de no conocer Palencia, una preciosa ciudad castellana; a su catedral los lugareños le dicen "la bella desconocida". Imagino que al menos sí que controlarás un poquito la montaña palentina. En caso contrario, te la recomiendo efusivamente. Cordiales saludos,
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