
Atardecer en la playa del Mónsul; agua, luz y un cielo de colores increíbles. No es para menos pues se trataba de la Noche de Reyes, la más mágica del año. Saturado de tanta belleza no hice más que darme la vuelta, esperando con impaciencia los tonos grises del ocaso, cuando el sol se refleja de manera sutil en la roca y las piedras. Casi un blanco y negro, entre fotografía y pintura.